Argentina hexacampeón Sub-20

La Selección Argentina Sub-20 venció hoy a su par de República Checa por 2 a 1 en la final del Mundial de Canadá 2007 y logró su sexta Copa del Mundo de la categoría, torneo que ya había conseguido en Japón ´79, Qatar ´95, Malasia ´97, Argentina 2001 y Holanda 2003. Los goles del conjunto que dirige Hugo Tocalli los marcaron Sergio Agüero, Balón y Botín de Oro del certamen, y Mauro Zárate, mientras que Martin Fenin había abierto el marcador para los checos.

En un encuentro que tenía como referencia el primer partido de ambos en este Mundial, en el cual igualaron 0-0, Argentina supo no cometer los mismos errores que en aquella oportunidad, en la que se centralizo demasiado la pelota. Pero la final fue distinta porque Argentina encontró en los pies de Ever Banega y Maxi Moralez (Botín de Bronce y Balón de Plata) la fórmula para retener el título que ganó Messi & Co. hace dos años.

El primer tiempo fue a pura faltas (con sus respectivas amonestaciones) y las oportunidades para convertir se hicieron esperar, a pesar que el palo y el arquero Sergio Romero se encargaron de ahogar los gritos de los dirigidos por Miroslav Soupuk, que aprovechaban las falencias de una defensa Argentina que sintió la falta de su capitán, Matías Cahais, quien se perdió la final por acumulación de tarjetas amarillas.

En el complemento Argentina mejoró en defensa y Tocalli le cambió el rol a Banega, quien no había tenido una buena primera etapa, en la cual se lo vio jugando de enlace, mientras que el jugador de Boca se siente más cómodo como volante central. Así, el cinco jugó de cinco y se hizo patrón del medio campo y comenzó a manejar los tiempos del equipo celeste y blanco.

A pesar de las mejoras en el juego argentino, a los 15 apareció Fenin para, de mediavuelta, vencer a Romero y permitir que República Checa soñara con su primer vuelta olímpica. Pero los sueños quedaron truncos porque ése gol pareció ser el despertador para Argentina, que rápidamente, a los 17, llegó al empate desde los pies del Kun Agüero, luego de un excelente pase entre líneas de Banega.

El ingreso de Lautaro Acosta (por Pablo Piatti) fue clave en Argentina porque con su velocidad y sus amagues le dio aire a los exaustos Moralez y Agüero. Por su parte, a Mauro Zárate se lo vio durante todo el partido con un exceso de individualismo y, encima, no le salía una. Pero a pesar de no pasar por su mejor tarde, el ex Vélez tomó la pelota en el borde derecho del campo de juego, se metió en el vértice del área y sacó un derechazo bajo y certero para, ante la tardía repuesta de Petr, convirtir el gol que valió el Mundial, a cinco minutos del final.

Con una República Checa derrotada anímicamente y carente de un jugador desequilibrante que pudiera permitir el alargue, los argentinos se dedicaron a enfriar esos últimos minutos que los separaba de la gloria, del sexto título, de la vuelta olímpica que hace una semana quedó pendiente en Venezuela. Y así fue, el árbitro español Alberto Undiano, de regular actuación marcó el final y la alegría fue de los pibes argentinos que ya parecen acostumbrados a gritar ¡campeón!.

Párrafo aparte para el Kun Agüero, quien, al igual que Messi en 2003, fue galardonado como el mejor jugador del Mundial y su goleador (seis tantos). El delantero del Atlético Madrid consiguió, además, ser el tercer jugador en la historia en conseguir dos títulos mundiales Sub-20 (los otros fueron los portugueses Fernando Brassard y Joao Pinto, campeones en Arabia Saudita 1989 y Portugal 1991).

Por Germán Papagno