jueves, 7 de junio de 2007

La imperiosa necesidad de tenerlos enfrente


Iba pero no volvía. Del otro lado, puro silencio. No hubo respuesta, no hubo destinatario. Los cantos de la hinchada de Chacarita no llegaron a los oídos que todos los funebreros desearon.
La cancha de Lanús era un marco deseado para una de las semifinales del reducido buscando un lugar en la promoción frente a un equipo de primera. El granate, de la tribuna local, se pintó de blanco, rojo y negro. Pero el granate de la visitante se mantuvo granate.
Por cuestiones de seguridad y por decisión del COPROSEDE los partidos entre Chacarita y Tigre, respectivos a esta instancia, se jugarán sin público visitante. En la tarde de ayer los matadores de Victoria tuvieron que seguir la derrota 3-2 por la tele o por la radio o mediante Internet, pero ninguno pudo gritar sus goles desde los tablones y dedicárselos a sus rivales.
Misma situación para los hinchas de Chaca, que en buen número llegaron al Sur de la provincia de Buenos Aires. Pero que en cada canto en contra de uno de sus tantos clásicos no encontraron quien les contestara. Algún iluminado encontró una cámara televisiva y desde allí se acordó de los ausentes regalándoles ese grito tan deseado.
Repetida será la historia del sábado pasado el medidía de Victoria. Esta vez el azul y rojo teñirá por completo la tarde tigrense.
Será una serie a la europea, sin folclore. Un clásico que cualquier futbolero desearía ver se queda sin mística. Clásico por historia, por duelos y por gente, por gente. Enrique Santos Discépolo, arrabalero y futbolero, dijo: “¿Qué es un club sin el hincha?”. Ahora la pregunta parece ser: ¿Qué es un hincha sin el hincha rival?


Por Alejandro Manzano

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