Boca y una historia de nunca acabar

El ambiente del fútbol lo daba por muerto. Los anti-Boca se relamián con la certeza que éste semestre sería un fracaso para los Xeneizes. Su clásico rival, ya descorchaba y se emborrachaba en los tablones para festejar que Boca se quedaba sin nada y, de paso, ahogaba sus propias penas. Pero allí, en una Bombonera cubierta por una niebla que no permitía ver de un área a otra, aparecieron 11 guerreros dispuestos a dar vuelta una historia que hace una semana había empezado mal en Colombia.
Y así fue. Los detractores de un cada día más líder Juan Román Riquelme tuvieron que callarse luego del excelente tiro libre que el 10 clavó en el ángulo del arco de Cúcuta a los 43 PT. Pero el ex Villarreal no se conformó con el gol(azo) y se encargó de meter a los colombianos en su propio campo durante todo el segundo tiempo.
Pero en las bravas los amigos siempre están y nunca te dejan sólo. Por eso, Martín Palermo fue quien acompañó, sin mucho fútbol pero con muchas ganas, a su amigo Román para dejar a Boca en una nueva final de la Copa Libertadores, la quinta en ocho años. Luego de un centro de Neri Cardozo, el Loco apareción por el segundo palo y estableció el 2-0 (16 ST) que ya le perimitía a Boca pasar de ronda.
La frutilla del postre la puso Sebastían Battaglia, otro que sabe, y mucho, de jugar partidos decisivos. Entró en el segundo tiempo por Cardozo y en la primera que tocó dentro del área, a los 44 ST, la mandó al fondo de la red con un cabezazo cruzado tras un centro ¿de quién?, sí, de Riquelme.
Creer o reventar para los hinchas de los restantes equipos argentinos pero Boca, a partir de 1998 y con Carlos Bianchi como DT, comenzó a formar una mística copera que hace que, sin importar la calidad de sus jugadores, pelee hasta el final.
En estos casi 10 años pasaron arqueros ganadores como Oscar Córdoba y Roberto Abbondanzieri, para dejarle los tres palos a un sólido Mauricio Caranta. Atrás quedó el Patrón Bermudez para que el liderazgo de la defensa quede en los pies de un impasable Claudio Morel Rodriguez. En el medio hubo experimentados (y rústicos) como Mauricio Serna y Raúl Cascini, mientras que hoy tres chicos de la cantera deleitan a propios y ajenos: Pablo Ledesma, Ever Banega y Neri Cardozo. Y arriba retornó el gran Riquelme para que los hinchas olviden rápido de la ida de el máximo ídolo del club, el mellizo Guillermo Barros Schelotto, y el aire fresco de Rodrigo Palacio, más el inagotable optimista del gol, hacen que a Boca le pasen los años pero no los logros deportivos.
Boca está en una nueva final y el Gremio de Brasil ya lo espera. ¿Álguien cree que Boca no saldrá campeón de la Libertadores?
Por Germán Papagno
No hay comentarios.:
Publicar un comentario